Diego Schwartzman ha sido protagonista en las últimas horas después de dar una supuesta opinión contraria a ponerse la vacuna y que ha provocado que el tenista argentino haya tenido que matizar sus palabras a través de las redes sociales.
El periosta Ben Rothenberg recogió en su cuenta de Twitter las palabras de Schwartzman en una rueda de prensa sobre la vacuna en las que el argentino dijo: "No es una prioridad para mí, porque ya tenemos muchos problemas para tener la vacuna en Argentina. Estamos en América y tenemos muchas oportunidades con la vacuna, pero aún no he pensado en ponérmela. Significa que, si tengo la oportunidad, creo que ayudaré a mi familia a tenerlas, pero realmente nunca me han gustado las vacunas. No es una tradición en mi familia ponernos vacunas".
Diego Schwartzman: "I really don't love the vaccine, you know, never, never. It's not a tradition in my family to get any vaccine." pic.twitter.com/SxdtLhakrQ
— Ben Rothenberg (@BenRothenberg) March 29, 2021
Quería aclararlo porque quizás por culpa de responder en inglés no pude experesarme correctamente. Abrazo 🙌✅💉
— diego schwartzman (@dieschwartzman) March 29, 2021
Las palabras de Schwartzman no tardaron en generar polémica, por lo que el tenista argentino tuvo que matizar sus declaraciones en las redes sociales y achacó la confusión a una mala expresión con el inglés. "¡Hola a todos! Quiero aclarar que respondí a Ben Rothenberg en inglés, lo cual no es mi especialidad... que me voy a vacunar cuando llegue mi turno, que no me daría la vacuna antes que mi familia y la gente que realmente lo necesita. Quizás mi inglés no fue claro. Quería aclararlo porque quizás por culpa de responder en inglés no pude expresarme correctamente. Abrazo". Una vez aclarada la polémica, ahora Schwartzman esperará para ponerse la vacuna contra el coronavirus, un tema que ya generó posturas de rechazo como la de Novak Djokovic pero que podría ayudar a que el circuito recupere poco a poco la normalidad.
Ciudad Juárez.- El Centro de Justicia para las Mujeres (Cejum) otorhorá 80 becas a mujeres y adolescentes para cursos prácticos con el objetivo de dotar de herramientas y apoyo a mujeres víctimas de violencia.
Hay varias opciones a elegir:
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Los requisitos son mínimos, como ser mayor de 15 años para poder acceder a la beca y acuidir al Cejum Juárez ubicado en calle Calzada Sanders #310, colonia Santa Rosa o comunicarse al teléfono (656)629-3300, extensión 56800.
Más de 29 mil niños y adolescentes de 147 primarias y 30 secundarias, que forman parte del Programa Nacional de Inglés (Proni), podrán utilizar el portal www.oxfordgear.org/sep para aumentar su nivel de aprendizaje, practicar el idioma y conocer mejores estrategias de aprovechamiento junto con sus maestros, tal como ha indicado el gobernador Mauricio Vila Dosal.
Mediante un comunicado, la coordinación en Yucatán de este esquema indicó que ya se capacitó a los asesores externos especializados del Proni de ambos niveles para que, a su vez, puedan compartir los detalles operativos de la plataforma digital al estudiantado que verá complementada su formación con esta herramienta tecnológica, la cual estará disponible para su uso a partir de este mes y hasta finales del actual ciclo escolar.
“La plataforma nos ayuda a tener más elementos de inmersión en el idioma, está diseñada para que, de manera autónoma, el alumnado avance dependiendo de su nivel”, explicó la coordinadora Estatal del Proni, Tania Vázquez Erosa.
“Se trabaja de manera interactiva y lúdica”, detalló, “es una herramienta para apoyar a los alumnos y a los docentes. Cada maestro tiene una clave de acceso y eso servirá para que el alumnado ingrese”.
GEAR es una plataforma digital que está diseñada para ayudar a los estudiantes a aprender inglés mientras se divierten, comentó.
Todo el contenido se crea de acuerdo con el Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas, agregó. Su objetivo es mejorar no solo la gramática y el vocabulario, sino también las habilidades de lectura y la comprensión auditiva.
“Tiene toda la validez de requisitos del Marco Común Europeo y está alineada a los contenidos que tenemos en el Proni, de manera que es una alternativa probada y estudiada por expertos del área, lo que garantiza un aprendizaje completo para los alumnos”, recalcó Tania Vázquez.
No por ser un lugar común deja de ser real. La pandemia desgració lo que funcionaba mal en el sistema educativo, empeoró lo que más o menos marchaba y degradó las cosas que iban bien.
Aun antes de que comenzara el encierro y naciera el programa Aprende en Casa, el Programa Nacional de Inglés (Proni) de la Secretaría de Educación Pública descendía en las preferencias del funcionariado, a pesar de que en el Programa Sectorial de Educación se le coloca como una de las prioridades.
Si bien el Proni no es una maravilla, tiene en su base dos puntos fuertes. Uno, la propuesta pedagógica; pretende que los alumnos aprendan la lengua extranjera con interacciones significativas, no mediante la repetición y la memoria. Fórmula que en las aulas el maestro provoque situaciones de comunicación habituales a través de relatos y escritos breves en contextos conocidos.
La otra, la contratación masiva de profesores de inglés o de personas cuya lengua nativa fuera ese idioma tras cierta capacitación. Eso comenzó en 2017, con la puesta en marcha del nuevo modelo educativo. Uno de los asuntos que se suponía iba a continuar el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. La demanda de las clases medias es persistente.
Pero la expectativa se vino abajo. Lo que sobrevive se debe a maestros comprometidos que efectúan sus tareas a pesar de la pandemia, se adaptan a condiciones externas, aunque no de la misma manera, depende del tipo de escuela y sus capacidades docentes, amén del ambiente escolar y el capital cultural del estudiantado.
Diego Amado de León realizó una investigación con estudios de caso en dos escuelas. Antes de entrar a la parte empírica, Diego introduce sus conceptos básicos, refiere la historia —escabrosa— de la enseñanza del inglés en México, las aspiraciones, los escasos logros y los quiebres
En su tesis de maestría en Desarrollo y Planeación de la Educación de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, Diego explica las tendencias pedagógicas y la importancia de la interacción comunicativa. No la ve como una apuesta más del gobierno, sino como una estrategia que, de acuerdo con la literatura (abundante) que revisó, el enfoque interactivo es el más apropiado para que los niños aprendan a comunicarse en otra lengua.
Diego no es un improvisado, escogió el tema de estudio porque es parte de su existencia vital. Fue maestro de inglés en una escuela primaria por seis años y ejerció la docencia por 18 meses en China. También se adiestró en el arte de la observación y comparó el trabajo de dos docentes en clases de quinto año. Pandemia obliga, el maestro de la escuela privada y la maestra de la pública trabajaron en línea.
Su tesis contiene reflexiones de valor. Destaco que, en lugar de interacción y mayor participación del alumnado, el papel del docente sigue siendo el central, predomina el uso de la memoria y ejercicios reiterativos. En consecuencia, el aprendizaje no es significativo ni suficiente. Además, arguye que la enseñanza del inglés desde el primer año es contraproducente.
La otra contradicción tiene que ver con el profesorado. Y digo contradicción porque en este gobierno se hace una mística de la labor docente, es la pieza principal en la oratoria del alto funcionariado de la SEP. Sin embargo, discrimina a los maestros de inglés.
En enero de 2019, el exsecretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma, manifestó en la Cámara de Diputados que no era necesario que los maestros supieran inglés para enseñar el idioma, que una plataforma digital haría el trabajo. Despreció las capacidades de los profesionales.
Además, como lo reportó Paola Wong en Milenio (22/02/21), más de 8 mil docentes del Proni subsisten en condiciones precarias, sin prestaciones ni contrato permanente, en una especie de outsourcing. El SNTE no los protege ni lucha por su basificación.
Como le dijo Catarella al inspector Montalbano, en un cuento de Andrea Camilleri, “Dottori: avanzamos para detrás”. Y rápido, agrego.
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Las respuestas de Robert Lynch Sánchez (Cartagena, 23 años) no constatan a un novato al que le pueda pesar su primera llamada para la sección absoluta pese a contar con un bagaje de solo 18 partidos defendiendo la portería del Brighton & Hove Albion de la Premier League. Tampoco parece afectarle ser un desconocido para la gran mayoría de los aficionados españoles. “Me he preparado para esto toda la vida, para aprovechar las oportunidades que, igual que vienen, se van”, advierte con una seguridad supina. Su aterrizaje en la élite, tan sorprendente como espectacular desde que debutara en noviembre ante el Tottenham, desató durante semanas una carrera entre la federación española e inglesa (el meta tiene la nacionalidad británica por residencia) para reclutarle. Con siete porterías a cero y soberbias actuaciones ante el Manchester City y el Arsenal, su teléfono fue un hervidero de felicitaciones y también de propuestas para captarle. El empate ante Grecia (1-1) y el apurado triunfo ante Georgia (1-2) no favorecen a priori el contexto para su estreno como internacional. En un principio, solo una goleada a Kosovo podría propiciar que Luis Enrique le concediera unos minutos y con ello cerrar la posibilidad de que Inglaterra siguiera insistiendo en contar con sus servicios, aunque él no tiene dudas. “Después de mis primeros partidos con el Brighton me llamó Molina [director deportivo de la federación española] y me dijo que lo estaba haciendo muy bien, que siguiera así porque podría haber algo en el futuro. Una semana antes de la convocatoria me volvió a llamar y también Luis Enrique. Los ingleses me llamaron un par de veces, pero yo tenía claro que quería jugar para España”, relata.
Su decisión de abandonar la cantera del Levante con 15 años y emprender la aventura inglesa propició que su crecimiento y desarrollo quedara fuera del radar de las categorías inferiores de la selección y de los clubes españoles. Tanto que Luis Enrique tuvo que solicitar informes sobre su pasado. “Un ojeador del Brighton escuchó hablar de mí y me estuvo siguiendo. Me hizo la oferta y fui dos semanas allí para conocer el club y las instalaciones. Con el Chelsea también hubo algo, pero me convenció más el Brighton. Los dos primeros años fueron duros, mi familia hizo grandes esfuerzos y venían a verme cuando podían. Me apoyé mucho en un español, Luis García, que fue como un hermano, pero luego se fue al Sevilla y ahora está en América. No todos llegamos, pero yo digo siempre que el fútbol es cabeza abajo en los entrenamientos, actitud y un poco de suerte”.
A Bob, como le llaman en Inglaterra, no le gusta detenerse mucho en el pasado. Dice recordar vagamente que bajara en pijama de la residencia del Levante a los campos de entrenamiento para pedirle a Juan Luis Mora, preparador de porteros de la academia granota, que le dejara entrenar (“siempre he querido ser una esponja en el aprendizaje”, dice) o que fuera conocido como el terror de los tetrabrik porque consumía litros de leche como si fueran agua. “Si lo dicen será así, pero yo vivo el día a día, el pasado es pasado y el futuro hay que trabajárselo”.
Antes de integrarse en el primer equipo del Brighton, Robert Sánchez estuvo cedido en el Green Forest de la Ligue Two (4ª División) y en el Rochdale (3ª). “Son ligas complicadas, pero que son las que me han construido como portero. Hay mucho contacto físico y necesitas estar preparado. Al principio me costó un poco el juego aéreo, pero por mi estatura [1,97 metros] he sido siempre activo y agresivo en las salidas”. Para el exigente juego de pies que Luis Enrique demanda a los porteros asegura estar capacitado: “Los porteros ya trabajamos desde hace tiempo el juego de pies, no creo que sea un problema porque además soy ambidiestro”.
En esa construcción del portero en el que se ha convertido ha sido decisiva la contribución de Ben Roberts, uno de los preparadores de guardametas más prestigiosos del fútbol inglés. En el currículo de Roberts figura el haber pulido al internacional Nick Pope (Burnley), de altura (1,98 metros) y características similares. “Ben Roberts ha hecho todo lo posible para que sea el portero que soy. Me ha dado amor duro, del que necesitamos a veces. Si no es por él no estaría aquí. Me ha ayudado a crecer como persona y madurar, él me ha construido. Me ha dado más caña que a otros para que me dé cuenta de que es mejor no hacer una cosa mal, aunque sea pequeña, que hacerla. Me ha enseñado incluso a cómo comunicarme con los compañeros dependiendo de si estamos en el inicio o en el final de un partido”. Bajo la supervisión de Ben Roberts, el día a día ha sido intensivo. “He hecho trabajo extra después de cada entrenamiento y los días libres, si podía ir, también iba para hacerle preguntas sobre técnica, movimientos a mejorar”, abunda sobre el preparador al que considera “un segundo padre”.
De su vida en Brighton dice que solo rompe con las rutinas de entrenar y jugar cuando practica una de sus pasiones. “Me gusta la bici de montaña y salgo con un par de amigos. También paseo por la playa con mi chica, pero no me baño porque el agua está helada”, cuenta. Y sobre cómo sobrellevar los focos, lo tiene claro: “Por la posición en la que juego necesito estar equilibrado, no me gustan ni los subidones ni los bajones. Prefiero quedarme en el medio”.
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Que el universo de las series de televisión está viviendo estos años su época dorada es un hecho: las plataformas son todopoderosas, se han lanzado a ambiciosísimas producciones y las estrellas más rutilantes del cine –directores, actores, actrices, guionistas– se han refugiado en este formato audiovisual que tiene enganchado a casi todo el mundo. A estas alturas es raro encontrarse a alguien que no disfrute de este género y no encadene un capítulo tras otro. De hecho, para gran parte de la población, el consumo de estos productos audiovisuales se ha convertido en algo diario, en una buena forma, por ejemplo, de terminar el día en el sofá y con la mantita. O una interesante opción para un fin de semana sin planes. ¿Y si aprovechamos ese tiempo para mejorar nuestro inglés? Esos minutos que dedicamos a ver una serie, al ser un hábito continuado en el tiempo, puede ayudarnos a aprender... ¡sin estudiar!
Pero, claro, conviene elegir bien qué título elegimos para avanzar en nuestros conocimientos del idioma. Porque ¿quién no se ha venido abajo al intentar ver un capítulo en inglés y darse cuenta de que no entiende casi nada? ¡Se nos quitan las ganas de volver a intentarlo! «Las series no están diseñadas como herramienta de aprendizaje y quizá no sean lo mejor para aprender de cero –justifica Cath McLellan, natural de Londres y profesora de British Council en Barcelona–, pero nos pueden ayudar si queremos usarlas». El primer consejo que da para ello parece una perogrullada, pero no lo es. «Lo principal es que te guste la que escojas, porque, si no, no vas a prestar atención», subraya McLellan.
Otra recomendación fundamental: no desanimarse en los primeros compases si no entendemos nada. Si aguantas al menos diez minutos (que no sean de acción pura, claro), ya has pasado una importante barrera. «Mucha gente se frustra, es normal, pero no hay que perder el ánimo. Deben saber que gente con muy buen nivel de inglés o incluso hablantes se tienen que poner subtítulos con algunas series por muchos motivos: hay entornos culturales donde hablan de una determinada manera, acentos complicados...», explica McLellan.
Por eso, ella, a diferencia de otros profesores de inglés, quiere defender el uso de subtítulos. Muchos docentes, en plan rígido, exigen a sus alumnos que prescindan totalmente de ellos o que los pongan en inglés porque si no vale de nada. «¡Sí que vale! Te haces con los sonidos, la entonación, muy rápido empiezas a pillar palabras, luego frases...», asegura McLellan. Según sea tu nivel, juega con los subtítulos (úsalos a tu conveniencia, están para ayudarte).
Algo ya visto en castellano
¿Algún consejo más antes de animarnos a ver series en inglés? Sí, uno muy útil. Si no nos sentimos muy seguros, «podemos comenzar con una que ya hayamos visto primero en castellano», apunta la profesora. De este modo, al conocer ya la trama y los personajes, 'liberamos' al cerebro de estas ataduras y podemos centrarnos más en el lenguaje.
Robert Garbett, natural de Birmingham y con décadas de experiencia como profesor de inglés a sus espaldas –especialmente para profesionales de empresas–, considera que ver series en su lengua materna es «imprescindible» para aprender. «Para empezar, porque, si estás aprendiendo un idioma, es para 'usarlo' de forma real, para comunicarte, leer o ver series y películas. ¡Pues empieza, no importa que no te resulte fácil!», anima. Y se pone él mismo como ejemplo. Cuando llegó a nuestro país no tenía ni idea de español, pero se compró una tele y, como no había opción de subtítulos, se puso «a ver pelis y series durante todo el primer año». «¡Recuerdo que veía mucho 'Verano azul'! ¡Alguna reposición!», recuerda divertido. En aquella época no había mucho donde elegir, pero ahora sí, gracias a las plataformas digitales. Hay para todos los gustos y para todas las edades. «Hay series que están muy bien para aprender y actores que hablan un inglés muy bueno y a los que conviene escuchar. Por ejemplo, el protagonista de 'Sherlock', Benedict Cumberbatch», apunta Garbett.
Para el neozelandés Clive Shackleton, también con una larga carrera como profesor de inglés en España, las series son una excelente opción de aprender de una manera divertida, casi inconsciente. Porque, según su experiencia, si un alumno se aburre, pierde la motivación y aprender inglés pasa a engrosar (otra vez) la 'lista de cosas pendientes que nunca haré'. «Por eso, además de series, yo recomiendo mucho los tik-toks. Son cortitos, divertidos, usan distintos acentos y vocabulario variado. Todo vale, hasta Peppa Pig», asegura.
Para muchos es la joya de la corona para aprender inglés. La dicción de sus personajes es envidiable, «de libro», dicen. De hecho, muchos protagonistas provienen del teatro. Pero, claro, hablan como británicos de principios del siglo XX, usan expresiones anticuadas... Ligar en una discoteca con lo aprendido en esta ficción sería un poco raro. Para Shackleton tiene como aliciente 'extra' la presencia de modos de hablar muy distintos: «Están los ricos y los pobres, con sus diferencias».
Es fácil de entender y, al haber personajes de distintas edades, se aprenden distintos registros. «También hay partes en las que hablan a la cámara, muy interesantes para aprender», añade McLellan. Los capítulos son cortos, divertidos y para todas las edades. La brevedad y el acento americano, que a algunos les resulta más 'fácil', son otras de sus bazas. También ocurre con 'Friends'. «Las 'sitcoms' son muy recomendables, ya que, al conocer ya a los personajes y tener un argumento sencillo, puedes fijarte mejor en su forma de hablar», añade.
La serie transcurre en Irlanda del Norte y se centra en la vida de cuatro chicas adolescentes. Como trasfondo, el conflicto irlandés. Y... acento irlandés, claro. Entonces, ¿por qué la recomienda McLellan? «La gente debe aprender que existen diferentes acentos. Normalmente, se toma como 'buen inglés' el típico del sur de Inglaterra, pero es conveniente diversificar y aprender expresiones de otras regiones. Los capítulos son cortos –así el esfuerzo de comprensión no se prolonga demasiado– y la época resulta interesante. Aprendemos inglés y un poquito del marco histórico de la ficción.
Vamos a aprender mucho vocabulario sobre espadas, dragones, batallas, bastardos, títulos nobiliarios y demás –algo que quizá en un pub no vamos a usar mucho–, pero no debemos llevarnos a error, su inglés no es para nada arcaico. «Engancha y el lenguaje es moderno. Así que verla no supone esfuerzo. Y casi todos los actores hablan muy claro», apunta Garbett. Sus diálogos son una muy buena herramienta de aprendizaje.
Hay bastante controversia sobre si esta serie es buena o mala para aprender inglés. Sus fans –que son legión– consideran que es excelente... pero quizá les pierda un poco la pasión. «Tienen mucho acento, hablan de forma muy coloquial y hay bastantes tacos», indica Cath McLellan. Los protagonistas son una familia de gánsteres, los Shelby. Y claro, hablan como corresponde y con acento fortísimo de Birmingham, ciudad donde se instalan y cuyos bajos fondos intentan controlar. No es lo mejor para novatos, pero sí para personas con cierto nivel. «Conozco a nativos a los que les resulta difícil entenderla y la ven con subtítulos», desvela la profesora.
En este caso la complejidad no sólo viene del lenguaje, «que es muy de la calle en algunas ocasiones», aunque también. La trama no permite despistarse: policías, droga, políticos... es apasionante, pero requiere concentración. Si estamos pendientes de lo que dicen los personajes es probable que nos perdamos cosas. No es para alguien que acabe de empezar a ver series en inglés, aunque, como hay papeles tan variados, sí es interesante para los que quieran comparar la forma de hablar de distintos colectivos. «Esto es muy útil, pero se necesita ya una buena base», subraya McLellan.
Versión original y distintos acentos
¿Se habla mejor inglés en los países en los que las películas o las series se emiten por televisión sin doblar? (sí, en algunos no se doblan nunca, no es costumbre hacerlo). El informe 'TV or not TV? The impact of subtitling on English skills', publicado en 'Journal of Economic Behavior and Organization', confirmó que la exposición continua a contenidos multimedia en inglés ayuda a la gente a aprenderel idioma: «Los ciudadanos de países en los que las películas extranjeras se emiten en versión original en televisión hablan, de media, mejor inglés».
Según Laia Canals, profesora del Centro de Idiomas Modernos de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), el boom de series y su consumo en versión original permite la exposición a diferentes acentos y maneras de hablar. «En esta época en la que el inglés es la lengua franca que se puede usar en todo el mundo para viajar, hacer negocios o amistades, es interesante y beneficioso el papel de series de diferentes países en las que se escuchan distintos acentos», comenta. «Tienes que poder entender a una persona de la India o de Taiwán, no solo el inglés británico puro que nos han enseñado siempre. Cuanto más global, a más personas llegarás», añade.
Porque no todo es «hacer oído». Escuchar acentos implica interiorizar que no debemos avergonzarnos del nuestro propio (En España siempre ha habido mucha 'vergüencitis'). «Todos chapurreamos como podemos. Y exponernos es fundamental. Mientras te entiendas es suficiente», sostiene Canals, que dice que entre sus materiales didácticos están series como 'Lost', que muestra un amplio abanico de acentos del inglés, desde el escocés hasta el africano pasando por los australianos o los estadounidenses.
Estado.- En el marco de la estrategia de ‘Enseñanza de la Lengua Extranjera Inglés en Preescolar’, 21 educadoras de la Secretaría de Educación de Guanajuato (SEG) en la región suroeste, presentaron examen en línea para buscar la certificación que otorga Cambridge Assessment English, institución que certifica el dominio del idioma inglés.
Gabriel Espinoza Muñoz, delegado de la región suroeste, informó que la certificación de educadoras representa una apuesta de avanzada, “pues si a temprana edad se acerca a los niños y niñas a un segundo idioma, se abre la posibilidad de que los alumnos puedan ampliar sus competencias y eventualmente puedan acceder a mejores oportunidades de desarrollo en su proyecto de vida”, dijo.
La prueba evalúa el nivel de inglés en cuatro habilidades: comprensión auditiva y lectora, al igual que expresión oral y escrita.
Crece deserción
El director de Educación en San José Iturbide, Alberto Narváez Reyes informó que a poco más de un año de haber iniciado la educación en la modalidad a distancia, la deserción académica ha ascendido hasta un 17%, siendo los alumnos de nivel secundaria el foco rojo.
Por ello, la SEG ha implementado visitas domiciliarias, acercamiento con padres y alumnos.