El corredor del Education First es uno de los rivales a los que Egan Bernal ya les tomó una pequeña luz luego de su segundo lugar en la sexta etapa del Giro de Italia. Por ahora los separan 22 segundos.
Al frente del Palacio Ducal de Módena, hoy sede de la academia militar de la región, de fachada suntuosa y grandes columnas, un ciclista inglés trata de pasar desapercibido. Por poco lo logra, pero un aficionado que tiene la lista de dorsales en la mano lo reconoce. Y entonces pronuncia su nombre y el público italiano se desborda contra las vallas de seguridad para verlo. Ya en la tarima, cuando lo presentan, hay aplausos y bullicio.
No es que Hugh Carthy sea introvertido, todo lo contrario, solo que cuando está en carrera prefiere guardarse en una burbuja para mantener la concentración.
Y ahora más, cuando los medios italianos lo han incluido en su lista de favoritos, cuando por fin dieron valor a la frase de Mikel Landa antes de iniciar el Giro 2021: “Es otro de los elegidos”. Carthy, al que la prensa de su país compara con el delantero Peter Crouch por lo alto y enjuto (mide 1,93 y pesa 65 kilogramos), se detiene y saluda a dos aficionadas colombianas. Lo hace a más de un metro, como exige la organización de la Corsa Rosa por esto del virus y de evitar cualquier contacto con la gente.
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Y lo hace con un español bastante claro, y la expresividad de sus palabras se torna muy amena. Y por ese instante no parece inglés, rígido de postura y repulsivo, sino ameno y muy cordial.
Carthy, que no se cansa de repetir que es como cualquier otro, aunque sabe que no lo es, está en el radar de los demás, que lo miran con cuidado y, lo más importante, con respeto.
“Se ve muy fuerte. Habrá que ver lo que sucede más adelante”, dice Egan Bernal, quien dos días atrás tuvo que salir por él en la subida a Sestola, con lluvia y frío. Ambos, muy parejos, llegaron juntos a la meta; el colombiano siguió derecho para la camioneta del Ineos, Carthy paró para tomar agua y ponerse una chaqueta.
“Lo vimos en la Vuelta a Corea de 2014 y nos dimos cuenta de que era especial, diferente, y que tenía un estilo peculiar, además de una resistencia enorme”.
Las palabras son de Juan Campos, mánager de Carthy, también del colombiano Sergio Higuita. En ese entonces, el británico de 20 años ya pedaleaba con un estilo que apenas dejaba notar el esfuerzo que hacía.
Era un galgo en bicicleta. Y sabía que para ser buen ciclista no bastaba con rodar y ya, que debía cambiar de ambiente e ir a otro país para terminar su formación.
“Lo llevamos al Caja Rural. Vivió en Pamplona un par de años. Tuvo ofertas de equipos World Tour (Sky, ahora Ineos), pero me dijo que prefería ir por el camino del proceso, que no había por qué apresurarse. Y que iba a probar hasta cierta edad. Y, bueno, ya fue tercero en la Vuelta del año pasado”.
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En España compartió apartamento con el boyacense Héiner Parra. De ahí que aprendiera el idioma tan rápido. Y por iniciativa fue él quien empezó a cocinar para los dos. Pescado y carnes. Los compraba en el mercado de Santo Domingo.
Y para practicar se obligaba a hablar en español. “No es sencillo que un ciclista renuncie a vivir en su país gran parte del año. Hugh apenas iba una vez a Inglaterra y por un período muy corto. Eso es compromiso y convicción”, añade Campos.
Carthy, a quien conocen como el inglés del Angliru por haber ganado la etapa 12 de la Vuelta del año pasado, en una carretera que se asemeja a una pared interminable, parece tener una enorme capacidad de resistencia, fuego y pasión, y la rabia necesaria a la hora de atacar en la montaña.
“Los candidatos son otros”, asegura luego de la quinta etapa, que terminó en Cattolica, al pie del Adriático, un día en el que salvó las caídas del final y reservó la voluntad para lo que venía: el ascenso a San Giacomo, jornada en la que aceleró para no perder tiempo con los otros favoritos (lo hizo con Egan Bernal), porque es en la carretera el único lugar en el que se permite ser presuroso, no en la vida, en la que prefiere ir paso a paso.
Uno de tantos antecedentes
Carthy no lo recuerda muy bien, pero en el Tour de los Alpes de 2017, él y Bernal disputaron la clasificación de mejor joven de la competencia. El británico, de acento español y en ese entonces con el Cannondale, comenzó la prueba como el mejor joven y de hecho mantuvo esa camiseta hasta la última jornada, una etapa de 199,6 kilómetros con dos premios de montaña entre Smarano y Trento.
El colombiano, que corría para el Androni Giocattoli, fue séptimo a dos segundos de Thibaut Pinot (llegó con Mikel Landa y Emanuel Buchmann), mientras que Carthy sufrió, quedó en un corte y apenas le dio para arribar a un minuto y 55 segundos.
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Un día antes, el 20 de abril, un Bernal prudente, que atendía una entrevista simultánea con Carthy a su lado, prefirió no dar pistas de sus movimientos y se limitó a decir que no podía referenciar dónde lo iba a atacar.
“Es que ni siquiera lo sé porque está muy fuerte”. En el juego de quitarse presión, el inglés fue cauto. “Hay montañas, bajadas y nunca se sabe lo que pueda pasar”.
Hoy, cuatro años después, y con el tiempo como el mejor autor de una buena historia, Bernal y Carthy están mano a mano de nuevo, solo que a diferencia de esa ocasión, el colombiano fue el que se mostró primero en este Giro de Italia y ya le sacó al británico 22 segundos (es tercero en la general). Aunque con toda la montaña que falta en la edición 2021, este tiempo no parece un abismo, mucho menos para el corredor del EF Education, que desde el comienzo dijo que Bernal era el candidato de todos.
Por: Camilo Amaya
En twitter: @CamiloGAmaya
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