En el año del Brexit el fútbol inglés quiere comerse Europa. La final de Liga de Campeones la jugarán Manchester City y Chelsea. La Liga Europa tiene al United prácticamente clasificado y si el Arsenal eliminara al Villarreal viviríamos lo nunca visto. El Madrid acabó su andadura continental imposibilitada de poner en aprietos al Chelsea. Nunca jamás ha tenido el equipo madridista una noche en la que, afortunadamente, con los errores de los delanteros ingleses y los aciertos de Coutois se libró de una goleada escandalosa.
El equipo inglés fue superior al madrileño en todas las parcelas del campo y, sobre todo, contó con un futbolista excepcional, el francés Kanté, que tanto en Valdebebas como en su estadio, ha sido el jugador determinante. Su actuación volvió a ser excepcional. No sólo recuperó balones como un jovencito que quiere hacer méritos, sino que, además, proporcionó los mejores pases de gol a sus compañeros. Estos mostraron hasta un grado tal de ineptitud ante la portería contraria que hace suponer que en la final, ante el City, si no afinan sus habilidades rematadoras se pueden dar por derrotados.
Zidane recurrió a un sistema nuevo. Colocó a tres centrales, Militao, Sergio Ramos y Nacho y los laterales quedaron para Mendy y Vinicius. Éste tenía la doble misión de zaguero y extremo, pero en ello contaba con la posibilidad de que Militao le cuidará la espalda. Además, en tal función, Zidane había pensado en la posibilidad de que Chiwell no pudiera correr por esa banda dado que se tendría que encontrar con Vinicius. Pese a ello, los ingleses hallaron la mejor zona de penetración en su izquierda. Por ella llegaron el gol anulado y el que fue validado. Y peor aún, todas las grandes llegadas al área de Courtois fueron posibilitadas por los pases largos a la espalda de los defensores madridistas y con gran peligro por la zona que se colaba Werner para llegar al remate. Kanté, como hizo en Madrid, mandaba en la zona media.
Solo hubo un tanto en el primer tiempo, pero fueron los guardametas los culpables de que el marcador no luciera más. Mendy hizo una gran parada a disparo de Benzema y Courtois antes de recibir el tanto de Werner hizo tres intervenciones en las que evitó el gol. El francés, como siempre, usó sus piernas con la mayor eficacia para detener los tiros a gol.
El juego se pareció mucho al de Valdebebas. Más directo el del Chelsea y con más jugadores a la contra. La defensa madridista tuvo más problemas de los esperados a pesar de que Casemiro, trato de ser el aduanero implacable, aunque en esta ocasión fue menos efectivo. El Madrid trató de manejar el balón con más asiduidad que el adversario, pero no creó los peligros que hacía suponer un conjunto que disponía de hombres capaces de rematar incluso desde fuera del área, como hizo Kroos que fue el primer en avisar.
La velocidad, la rapidez con que el Chelsea montaba un contragolpe pesó demasiado para que el Madrid pudiera intentar el resultado satisfactorio. Fue muy inferior y ni siquiera las entradas de Asensio y Valverde lograron llevar el juego a mayor efectividad. Desahuciado en Europa tiene ahora la misión de intentar renovar el título de Liga. Una temporada en blanco sería demasiado dolor.
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