Tuve la suerte de que mis padres me pusieron en una escuela bilingüe desde kínder, que como pueden ver ahora es una terminología común en todos los países de habla hispana. Cuando uno tiene 4 años el aprendizaje del idioma es casi inmediato. Y seguí allí hasta segundo grado. Cuatro años. Me trasladaron después a tercero en un colegio donde solo enseñaban inglés en secundaria y en esos cuatro años sin practicarlo el descubrimiento primordial es que mi inglés se mantenía. Era el mejor de la clase sin necesidad de estudiar nada. Aprender inglés después requiere algo primordial: no es un asunto solamente de necesidad para el desarrollo profesional en cualquier actividad, sino que es parte de una sensibilidad especial a la cultura global que vivimos todos.
En nuestra portada celebramos a una institución (pág. 18) que se ha mantenido setenta años en la enseñanza del idioma inglés. El CEN -Centro Ecuatoriano Norteamericano- es ya parte de la vida cultural de Guayaquil, con una expansión que ahora llega desde el centro a Urdesa, al mismo tiempo que ha inaugurado otro local en la capital. Lo más encomiable de este desarrollo es que el CEN fue parte de la actividad cultural local, promoviendo en sus auditorios toda clase de expresiones artísticas: música, teatro, cine, artes plásticas. En el escenario del auditorio del centro tuvimos la oportunidad de conocer a Philip Glass, el más famoso de los compositores contemporáneos, entre otros personajes.
El reto se mantiene ahora con Deborah Chiriboga, la directora actual. El objetivo central no es solo el número de estudiantes, sino la formación de su apertura hacia otros horizontes y al apoyo de la institución en obras sociales como parte esencial de su desarrollo.
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