domingo, 6 de junio de 2021

El Corte Inglés: adiós a los directivos históricos - Expansión.com - Ingles

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De izquierda a derecha, y de arriba a abajo: Florencio Lasaga, Juan Hermoso, Carlos Martínez Echavarría y Leopoldo del Nogal.

La salida de Florencio Lasaga del consejo  supone el final de una etapa histórica en El Corte Inglés, protagonizada por un grupo de directivos que acompañaron a Ramón Areces y a Isidoro Álvarez en la creación del gigante europeo de los grandes almacenes. Florencio Lasaga, Juan Hermoso, Carlos Martínez Echavarría, Leopoldo del Nogal y Juan Manuel de Mingo, junto a los propios Areces y Álvarez, fueron pioneros en la modernización del comercio en España y lograron que El Corte Inglés creciera muy rápido y con una cultura de empresa muy particular.

Su estilo de gestión era autoritario, exigente y muy jerarquizado, pero al mismo tiempo eran directivos austeros y muy discretos hasta el punto de que nunca concedieron ni una sola entrevista. El más expuesto públicamente fue Juan Manuel de Mingo porque era el encargado de representar al grupo ante las instituciones. De Mingo, que fue secretario del consejo de El Corte Inglés, promovió la asociación Anged, de la que fue su primer presidente, y fue uno de los impulsores de la CEOE.

La cultura empresarial del grupo  estaba basada en el esfuerzo, la lealtad y en una pasión enfermiza por el trabajo. Tanta era su dedicación que se hizo habitual que este grupo de directivos celebrase los comités ejecutivos los domingos por la mañana en la sede de El Corte Inglés en la madrileña calle de Hermosilla. Con un estilo paternalista, supieron inculcar esta misma implicación a los empleados, que no sólo se sentían orgullosos de pertenecer a El Corte Inglés, sino que alardeaban de ello. El estilo Cortty de los trabajadores es una manera de ser y de comportarse ajustada a las exigencias de la empresa: identificación plena con su ideario, servicio permanente a los intereses de la compañía, y una fidelidad y adhesión a los jefes inquebrantable. Los empleados más productivos y leales eran premiados con acciones de El Corte Inglés, que luego vendían a la empresa cuando se jubilaban. Porque ésta era una compañía para toda la vida.

Y si no, que se lo digan a Florencio Lasaga, que ha salido del consejo a los 87 años tras 52 años en el puesto. Aunque ya había dejado sus cargos ejecutivos, Lasaga seguía yendo a la oficina con asiduidad y manteniendo la autoritas que siempre ha tenido, desde que llegó al centro de Preciados en 1959, con sólo 25 años de edad. Porque este navarro de Oieregi ha sido el capataz que controlaba con mano de hierro las tripas internas del grupo gracias a su gran capacidad de trabajo y a su total dedicación a la empresa. Estuvo a punto en un par de ocasiones de hacer realidad su gran sueño: convertirse en presidente de El Corte Inglés.        

Hace seis meses salió del consejo el otro miembro del denominado clan de los navarros: Carlos Martínez Echavarría. Este histórico directivo, que también supera los 80 años de edad, ha sido el encargado de las finanzas de El Corte Inglés durante más de 20 años y quizás fue el más estrecho colaborador de Isidoro Álvarez, hasta el punto de que el expresidente le nombró albacea (repartidor de la herencia) para asegurar el futuro de sus hijas Marta y Cristina Álvarez Guil.

Martínez Echavarría ha cuidado de los intereses societarios de las dos hermanas y las ha apoyado en la lucha que mantuvieron con Dimas Gimeno. Esta guerra partió en dos a la guardia de corps de Isidoro Álvarez. Florencio Lasaga y Carlos Martínez Echavarría se pusieron del lado de las hermanas, mientras que Juan Hermoso y Leopoldo del Nogal apoyaron a Dimas Gimeno. Juan Manuel de Mingo no vivió la batalla porque falleció en 2013, un año antes que Isidoro Álvarez.

El emblemático presidente del grupo dejó a su sobrino, Dimas Gimeno, la gestión, pero legó la mayor parte de las acciones a sus hijas. Este hecho será de vital importancia para lo que ocurriría después. A Florencio Lasaga, que se veía a sí mismo como presidente, no le convencía el ascenso de Dimas Gimeno, al que consideraba demasiado joven, 39 años, para pilotar El Corte Inglés. Lasaga se alió con las hermanas Marta y Cristina Álvarez y se convirtió en presidente de la Fundación Ramón Areces, un puesto fundamental ya que esta institución es el primer accionista de El Corte Inglés con el 37% del capital. Por primera vez, la gestión y la propiedad estaban en manos diferentes.

Sólo dos años después de acceder a la presidencia, Dimas Gimeno perdió a uno de sus valedores, el histórico Juan Hermoso, que había dirigido con éxito durante 30 años el área comercial y de márketing del grupo. Isidoro Álvarez encargó a Juan Hermoso que sirviese de apoyo y asesorase a Gimeno en el terreno comercial, pero las guerras internas le forzaron a tirar la toalla. Juan Hermoso tenía 70 años cuando dejó sus cargos del consejo y de la Fundación en noviembre de 2016.

La soledad de Dimas Gimeno se hizo aún más palpable cuando un año después cayó otro de sus grandes apoyos, Leopoldo del Nogal, un directivo histórico experto en el área de compras y que había acompañado a Gimeno en el lanzamiento de El Corte Inglés en Portugal. Las hermanas Álvarez Guil invitaron a Leopoldo del Nogal a jubilarse, con una indemnización que se cifró en 8 millones de euros, para colocar en su lugar a Víctor del Pozo. Florencio Lasaga, por su parte, impulsó a su delfín Jesús Nuño de la Rosa.

Este último ocupó la presidencia de El Corte Inglés de una forma interina hasta que Marta Álvarez Guil tomó las riendas y se hizo con todo el poder, tanto de la gestión como de la propiedad. Las presidencias de El Corte Inglés y de la Fundación Ramón Areces volvían  a estar así en las mismas manos.           

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