A pesar del cambio de dirección hacia metodologías que priman la interacción y la comunicación para la enseñanza de lenguas extranjeras, seguimos anclados y constreñidos en el paradigma de la utilización de una sola lengua para enseñar esa misma lengua. Hoy por hoy sabemos que en la naturaleza del ser humano no caben lenguas compartimentadas y que los límites que se dibujan entre estas son invenciones sociales.
Los docentes emocionalmente inteligentes entienden este fluir de recursos y habilidades comunicativas con el empleo estratégico de su repertorio lingüístico en la enseñanza de lenguas extranjeras, dado que les sirve como andamiaje y como herramienta que transmite seguridad, cercanía y flexibilidad en el aprendizaje.
En España, el nivel de dominio de las lenguas extranjeras en general (y del inglés, en particular), aunque ha mejorado, sigue siendo nuestra asignatura pendiente. Y, tal vez, este sea el hándicap, es decir, el de pensar en materias individualizadas y no entender el proceso de enseñanza-aprendizaje, también de lengua extranjera, desde la transversalidad y la interdisciplinariedad.
La inteligencia emocional nos ayuda a comprender que en entornos bilingües y multilingües la creatividad es inmanente al uso flexible de las lenguas por parte de todos los participantes en el proceso educativo, lo que propicia un aprendizaje sólido y significativo.
Translingüismo en el ámbito educativo
Prácticamente la mitad de los españoles vive en una comunidad autónoma con más de una lengua; a esto hay que añadirle la globalización, la tendencia a la internacionalización a través del aprendizaje de lenguas extranjeras, y la diversidad lingüística de las personas residentes en el territorio español provenientes de otros países con diferentes contextos culturales y lingüísticos.
¿Por qué entonces dar la espalda a esta realidad lingüística dando por sentado que es perjudicial para el aprendizaje de la principal lengua extranjera en España, como es el inglés? De hecho, la proliferación de centros educativos bilingües no es sino otro indicio más de los beneficios inherentes del empleo de las lenguas a nivel cognitivo y emocional.
Además, en ocasiones se da la circunstancia de que hay estudiantes de inglés que saben lo que quieren decir, pero que pierden su voz en el aula debido al influjo de un monolingüismo impuesto que no les permite expresarse utilizando sus propias herramientas lingüísticas y semióticas.
Importancia de la motivación y la autoestima
Esto es lo último que docentes universitarios, educadores a nivel extraescolar o maestros de inglés en las diferentes etapas de la educación obligatoria pueden permitirse, siendo conscientes de la importancia de la motivación y la autoestima en el aprendizaje de cualquier área, y de la lengua extranjera, inglés, en especial.
El translingüismo consiste en el empleo del repertorio lingüístico del individuo en su totalidad para comunicarse, sin tener en cuenta los límites sociales y políticos definidos y asociados a las lenguas y entendiendo la comunicación lingüística desde una perspectiva interna del individuo.
El translingüismo favorece, por lo tanto, a la persona que aprende y a lo que ocurre en su cerebro, mientras que el simple intercambio de lenguas o lo que se denomina code-switching, prioriza la evaluación social desde una perspectiva externa al sujeto que aprende.
También ofrece una alternativa epistemológicamente diferente que está basada en el idiolecto de cada hablante, y ofrece el potencial de expandir y liberar todos los recursos lingüísticos y semióticos del individuo que aprende. El uso flexible de las lenguas desde una perspectiva interna de los participantes es una práctica, aunque no legitimada, común en los centros educativos y que acontece de manera espontánea en el fluir de la interacción oral.
Este empleo de las lenguas, junto a las metodologías activas de enseñanza del inglés en las que prevalece la comunicación, puede planificarse dando lugar a un translingüismo pedagógico que puede implementarse en diferentes etapas educativas y ciclos de enseñanza. Aunque aparentemente paradójico, el translingüismo puede ir de la mano de la protección y el impulso de las lenguas minoritarias.
En el ámbito educativo, el translingüismo es la aceptación de que las lenguas pueden complementarse y emplearse en conjunto en el aula en lugar de que compitan las unas contra las otras. Los docentes pueden planificar de manera estratégica el uso de dos o más lenguas para la enseñanza.
Existen diversas estrategias para integrar el translingüismo en el aula, una de las cuales consiste en alternar la lengua utilizada para la comprensión y aquella que, una vez se procesa el input, se usa en la expresión o output. Los beneficios de la implementación del translingüismo están ligados al desarrollo lingüístico en general, al desarrollo del inglés, al aprendizaje de contenido y al desarrollo social.
Como herramienta dinámica y de andamiaje, el translingüismo brinda la oportunidad de aprender y crecer mientras se disfruta de los beneficios intelectuales y emocionales que presentan los recursos lingüísticos al alcance de cada uno.
Inteligencia emocional e inglés como lengua extranjera
Cuando hablamos de la enseñanza de inglés como lengua extranjera (ILE), entran en juego la problemática de los diferentes niveles de dominio de la lengua en una misma clase o grupo, por un lado, y la adaptación de las tareas, dinámicas y proyectos a la diversidad del alumnado, por otro lado. La inclusión es un aspecto fundamental en el ámbito educativo, y en ILE no lo es menos.
En este sentido, el desarrollo de la inteligencia emocional y la enseñanza de ILE van de la mano; sin embargo, el clima necesario para una interacción significativa en el grupo no se produce siempre instintivamente, sino que debe fomentarse mediante técnicas que generen confianza que creen un ambiente de clase positivo y fomenten la cooperación.
En la comunicación oral en inglés el afecto contribuye a que el alumno hable y exprese sus propias experiencias y sentimientos con seguridad utilizando oraciones y términos relevantes. Aspectos como una mayor exposición o la creación de burbujas de inmersión en la lengua meta pueden ser planteamientos muy acertados en determinados contextos y etapas educativas.
Sin embargo, el empleo flexible, crítico y creativo de lo que denominamos lengua materna u otras lenguas dentro de este repertorio único en cada sujeto, contribuye también a crear la motivación y tranquilidad necesarias en la adquisición del inglés, puesto que el alumnado dispone de más herramientas o recursos lingüísticos para la realización de conexiones entre ideas, estructuras, expresiones o conceptos determinados.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
Maite Amondarain Garrido no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.
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