martes, 27 de abril de 2021

¿Cuáles son los idiomas más fáciles (y difíciles) de aprender para los hablantes nativos de inglés? - CNN - Ingles

(CNN) — Muchos hemos considerado la idea de ampliar nuestros horizontes. Aprender un idioma es una opción obvia.
Es una alternativa que yo personalmente apoyaría. Mis circunstancias individuales fueron tales que, a los 12 años, ya sabía hablar alemán, griego e inglés, por lo que los idiomas se convirtieron en mi pasión y mi afición.

Mi consejo es que aprendas un idioma porque también te interesa la cultura y el país.

Si te gustan Tolstoi y Dostoievski, aprende ruso. Si vas a vivir en Bangkok, aprende tailandés. Si tu pareja es mexicana, aprende español.

Y recuerda: aunque te las puedes arreglar como turista en, posiblemente, semanas, dominar un idioma es un compromiso a largo plazo que lleva años, no meses.

Lengua y diplomacia

Después de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos amplió su influencia en todo el mundo al entrenar al personal de sus embajadas en los idiomas locales de los países en los que se encontraban.

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Afortunadamente para los estudiantes de idiomas de hoy en día, los libros y cintas de idiomas del Instituto del Servicio Exterior de
Estados Unidos (FSI, por sus siglas en inglés) se pueden encontrar en línea. Son los mejores cursos gratuitos que están disponibles, aunque todavía se puede detectar algo de la Guerra Fría en el programa de estudios («¿Dónde está la tienda estatal de ropa?»).

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Lo mejor de todo es que el FSI ha hecho un gran servicio al clasificar los idiomas por grados de dificultad para los angloparlantes.

Estos son algunos ejemplos, ordenados de menor a mayor con respecto al número de horas que un alumno promedio necesita para dominarlos.

Los idiomas más fáciles (aproximadamente 600 horas de estudio)

Con unas 600 horas de estudio no tendrás problemas para hacerte entender en París. Crédito: PHILIPPE LOPEZ/AFP/AFP via Getty Images

Junto al neerlandés y el noruego, las lenguas latinas más populares ––italiano, francés, español y portugués–– requieren unas 600 horas de estudio para alcanzar una «competencia profesional general» en lectura y expresión oral.

De ellos, el español y el italiano son los más fáciles de aprender para los nativos de inglés, seguidos del portugués y, por último, del francés.

Estos idiomas comparten muchas palabras con el inglés, pero es ese vocabulario común el que crea «falsos amigos». Se trata de palabras en diferentes idiomas que se ven o suenan parecidas, pero cuyos significados son diferentes porque estos han variado con el tiempo. Por ejemplo, en español, una mujer «embarazada» está embarazada, mientras que en francés «préservatif» no es algo que se añade a la comida, sino un preservativo o condón.

Mientras que el francés y el italiano están bastante estandarizados, hay que elegir entre aprender el español latinoamericano o el «castellano», que se habla en España. Estos se diferencian tanto como el inglés estadounidense y el británico.

La elección es aún más llamativa con el portugués. Hace tiempo opté por el de Brasil y a día de hoy sigo sin entender bien a los hablantes de Portugal.

Alemán (750 horas)

¿Quieres leer la serie «Wild West» de Karl May en su idioma original? Primero tendrás que dedicar 750 horas a dominar el alemán. (Crédito: Sean Gallup/Getty Images Europe/Getty Images)

Uno de mis profesores de alemán solía bromear con que tardas un año en decir «estoy viajando en el autobús», pero una vez que estás en ese autobús, es pan comido.

Con sustantivos masculinos, femeninos y neutros, verbos que se conjugan mucho y una sintaxis extremadamente estricta, el alemán puede parecer insuperable al principio.

En cambio, la pronunciación y la ortografía son sencillas. Y cuando se aprenden las reglas, que son muchas, ya está.

También entenderás por qué los alemanes nunca te interrumpen durante una conversación: están esperando a escuchar el verbo al final para saber de qué estabas hablando.

Malayo y suajili (900 horas)

No es de extrañar que las dos lenguas no europeas más sencillas de aprender utilicen el alfabeto latino.

El malayo es la lengua franca de varios países del sudeste asiático y se ha simplificado por su uso como segunda lengua por parte de hablantes no nativos.

Por ejemplo, el plural malayo se forma repitiendo una palabra dos veces: buku significa libro y buku-buku significa libros.

Del mismo modo, el suajili evolucionó como lengua comercial en África oriental y se describe como un vocabulario árabe sobre una gramática africana.

Nos ha dado el safari, todos los personajes de El Rey León (Simba, Timón, Pumba) y la fiesta afroestadounidense de Kwanzaa.

Húngaro (1.100 horas)

Si te gustan los desafíos, prueba el húngaro. No se parece a ninguna otra lengua europea que hayas escuchado, excepto quizá el euskera.

Recuerdo una conversación que tuve una vez con un amigo que insistía en que «los sustantivos se declinan pero los verbos se conjugan». Excepto que en húngaro se declinan y se conjugan los sustantivos, a veces juntos.

Se denota posesión (mi jardín, tu jardín, su jardín, etc.) poniendo terminaciones verbales al sustantivo jardín.

Pienseaen el » tú tomas» y «él toma» de Shakespeare: ‘thou takest’ y ‘he taketh’, en inglés. En ese caso, «tu jardín» (garden) sería «gardenest» y «su jardín» sería «gardeneth».

Seguramente te preguntarás qué pasa con los posesivos dobles (las flores del jardín de mi madre) o la diferencia entre las flores del jardín de mis padres (plural, singular, plural) y las flores de los jardines de mis padres… pero ahí me rendí.

Griego (1.100 horas)

Tu próximo viaje a Grecia tendrá mucho más sentido si te tomas el tiempo de estudiar un poco de griego. (Cortesía de la Organización Nacional de Turismo de Grecia).

El griego moderno es quizá el idioma más fácil de aprender que utiliza un alfabeto diferente.

Hay un libro irónico titulado «Aprende griego en 25 años», pero te sorprenderá lo sencillo que es aprender el alfabeto: los machos alfa, los lanzamientos beta y los rayos gamma se han encargado de ello.

Porque, sí, el griego también es una lengua que ha aportado numerosas palabras al inglés.

De hecho, en 1957 Xenophon Zolotas, el entonces gobernador del Banco de Grecia, pronunció dos discursos ante el Fondo Monetario Internacional que sólo contenían palabras de préstamo griegas, aparte del inevitable inglés básico. (Ejemplo: «Nuestras políticas deben basarse más en criterios económicos y menos en criterios políticos»).

Ruso (1.100 horas)

La gran ventaja de aprender ruso es que, una vez lo dominas, puedes entender otras lenguas eslavas como el checo, el polaco o el búlgaro.

Además, se habla y se entiende en todas las antiguas regiones de la Unión Soviética, desde Armenia hasta Kirguistán.

Escondido tras un velo cirílico de misterio, es uno de los idiomas más difíciles de dominar, hasta el punto de que incluso muchos rusos lo hablan incorrectamente.

Pero cualquier aficionado a la literatura, la música y el ballet o aspirante a astronauta (el ruso es una asignatura obligatoria en la NASA) debería estudiar un idioma con más de 500.000 palabras (algunas de hasta 38 caracteres), en el que la letra «e» suena como e u o y los sustantivos están «vivos» o «muertos».

Árabe (2.200)

Un hablante nativo de inglés tarda en promedio 2.200 horas en dominar el árabe. (Crédito: GIUSEPPE CACACE/AFP/AFP vía Getty Images)

Hay un mito urbano sobre una farmacéutica que estaba promocionando una píldora analgésica con tres imágenes no verbales para consumo internacional.

La imagen de la izquierda mostraba a una mujer con dolor de cabeza. La del medio la mostraba ingiriendo la píldora y la de la derecha la hacía sonreír después de que el dolor hubiera disminuido.

Funcionó en todas partes excepto en el mundo árabe, que lo leyó de derecha a izquierda.

La dirección de la lectura y la escritura cursiva, que puede o no incluir vocales, son los dos principales obstáculos para los estudiantes de árabe.

El árabe clásico, la lengua del Corán, hará que te entiendan en todas partes, pero el árabe coloquial puede ser más útil, porque en cuanto los lugareños empiecen a conversar entre ellos, perderás el hilo.

Pero, ¿quién puede resistirse a un idioma con 11 palabras para referirse al amor, cinco grados de palabrotas y cerca de 100 palabras para describir un camello?

Japonés (2.200)

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Japón, un país que ha enriquecido al mundo con el sushi, el karaoke y el manga, tiene muchos devotos, especialmente entre los fanáticos de los videojuegos y los geeks.

Pero enfrentan un idioma extremadamente desafiante que utiliza caracteres chinos importados (kanji) desvinculados de su significado original, así como dos silabarios: el hiragana y el katakana (hay que aprender cuándo usar cada uno).

Contar objetos depende de si son largos y finos (carreteras), pequeños y redondos (manzanas), finos y planos (hojas de papel), anchos y planos (alfombras) y cientos de variedades más.

El japonés que se habla también depende del género. Hay un lenguaje «rudo» para los hombres y otro más «femenino» para las mujeres, pero debes entender ambos.

Por supuesto, puedes empezar un curso de japonés en casa, pero si quieres progresar del todo, dedícale un mes de práctica intensiva en el país.

Cantonés / mandarín (2.200 horas, cada uno)

Uno de los desafíos para aprender Mandarín es reconocer todos los caracteres. (Crédito: AFP Contributor/AFP/AFP via Getty Images)

Cada dialecto chino es, en realidad, otro idioma. Pero, el mandarín (putonghua en chino, que significa lengua común) se considera la lengua oficial de la China moderna. Todos comparten (aproximadamente) un sistema de escritura en evolución, denominado 書面語 (o lengua escrita) inventado para administrar un imperio grande y diverso.

Para complicar aún más el asunto, hay dos tipos principales de caracteres chinos bajo el mismo sistema de escritura: el chino tradicional utilizado en Hong Kong y Taiwán y el chino simplificado en la China continental (estandarizado y simplificado en la década de 1950 para aumentar la alfabetización en el país).

Por ejemplo, mosca se escribe como 飛 en chino tradicional y 飞 en chino simplificado. Básicamente, son el mismo carácter escrito de dos maneras diferentes, pero se pronuncian de forma distinta cuando se habla en un dialecto diferente.

¿Ya estás confundido?

Cada palabra escrita cuando se pronuncia es mutuamente incomprensible entre un hablante de mandarín en Beijing y un hablante de cantonés en Hong Kong. Si te parece extraño, piensa en nuestro sistema numérico: el símbolo «9» es universalmente reconocido, pero se pronuncia «nine» en inglés y «devet» en esloveno.

Hay que memorizar cada palabra por separado, ya que no se puede adivinar su pronunciación a partir de la escritura, pero se podría decir lo mismo del inglés si se consideran las palabras «plough», «dough» y «tough».

Mientras tanto, los diccionarios enumeran las palabras según el número de trazos.

Éstas van de uno a más de 60 trazos. El caracter arcaico zhé, que, apropiadamente, significa «verborrea», tiene 64 trazos.

Y luego están los desafíos de pronunciación.

Durante la época del Imperio Británico, si te enviaban a Hong Kong como funcionario, tenías que pasar primero una prueba musical, porque todas las lenguas chinas son tonales.

En el mandarín hay cuatro tonos: el agudo (por ejemplo, el sol en una escala musical), el ascendente (como de do a sol), el descendente (de sol a do) y el descendente y luego el ascendente (de do a si a sol)… y si crees que eso es difícil, en cantonés hay nueve tonos.

En mandarín, hay todo un poema, «El poeta devorador de leones en la guarida de piedra«, con sólo la sílaba «shi» repetida 107 veces en varias entonaciones.

Es decir, si no tienes oído para los tonos, es mejor que te rindas ahora.

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